¿Qué tan capaces somos de juzgar la calidad de las historias que amamos?

Está columna de opinión contiene spoilers.

Poco a menudo encontramos contenido que realmente nos atrapa, y siempre existen razones más o menos específicas que nos hacen sentir tal atracción por ese producto, y aunque no sepamos identificar que es, ese algo nos hace esperar cada nuevo capítulo o secuela. Puede que sea la intensidad de la historia, el buen diseño de los personajes, la belleza de la fotografía, una interesante dirección visual, la construcción de un mundo inmersivo, etc. Hay elementos que nos atrapan, nos enamoran y nos vuelven completamente adictos a aquel contenido, pero ¿esa adicción nos vuelve ciegos?

Mi corazón a sufrido con Game of Thrones, desde el capítulo uno allá por el 2011, sufrí la muerte de Ned Stark al final de aquella gloriosa primera temporada, donde todas las vueltas, toda la tensión, todo el desarrollo de personajes, toda la representación del mundo durante 10 capítulos fue coronada con la muerte de nadie mas ni nadie menos que el protagonista de la serie, fue entonces con el corazón destrozado y mis ansias voraces de una siguiente temporada que me di cuenta, que esta serie era diferente, y si bien no sabía porque, solo sabía que necesitaba más.

Entre que salía la segunda temporada me enteré de la existencia de los libros y procedí a devorarlos sin descanso, entre que terminaba la segunda temporada y esperaba la tercera me leí frenéticamente los otros dos. Año tras año fueron saliendo temporadas nuevas de la serie, 10 capítulos cada vez y claro, la serie no respetaba siempre los lineamientos de los libros, pero eso da lo mismo si al fin y al cabo es una adaptación, diferían cada vez más cosas mientras avanzábamos en temporadas, pero no importaba porque los elementos importantes de la narración seguía ahí, y por sobre todo, las sensaciones que me atraparon de esta serie seguían ahí independiente de si coincidían los hechos con los libros o no.

Llegamos entonces a este día, pleno 2019, en plena temporada 8 y me pregunto ¿Qué fue lo que pasó en el camino? ¿En que momento Game of Thrones se volvió una serie carente de contenido, emoción y originalidad?, ¿Cómo fue que perdió su tensión dramática basada en personajes, donde quedó su visión retorcida de la moralidad?, son preguntas que me nacen cada vez que veo un capítulo nuevo, pero por sobre todo me intriga el público que sigue esperando, llorando, y perdiendo el control (en el buen sentido ñoño) sobre una serie que es solo el cascarón de lo que era ¿En qué momento perdimos la capacidad de darnos cuenta de que todas esas cosas que hacían esta serie increíble, ya no están?

Y desde hace tiempo que no están, en un punto que me es difícil de establecer con certeza, pero es entre la temporada 5 e inicios de la 6. Es por ahí donde la serie empieza lentamente a colapsar sobre si misma, y es fácil identificarlo a través de dos elementos clave; la consistencia de los personajes y las consecuencias narrativas.

En las temporadas iniciales el juego de tronos se jugaba con las apuestas mas altas posibles, confiabas en la persona equivocada y Petyr Baelish traiciona a Ned Stark, te enamoras de la persona equivocada y rompías un trato político que le costaba la vida a casi toda tu gente, los personajes sufrían enormes castigos por las malas jugadas; te encarcelaban, te casaban, te asesinaban, te mandaban al muro, te torturaban, te cortaban la mano, etc… y eran esas consecuencias las que por un lado nos hacían sentir empatía con el sufrimiento de los personajes, y por otro ponía a prueba la solidez de aquellos personajes en su crecimiento, haciendo que evolucionaran de manera consistente a través de la historia. Pero cuando los personajes se ven envueltos en peleas imposibles o pésimas decisiones sin sufrir las consecuencias adecuadas, o cuando consecuencias fulminantes (como la caída de la casa Tyrell) llegan tan de la nada y de manera tan anti climática que pareciera que están recortando el cast y los cabos sueltos para poder darle fin a la serie, las consecuencias dejan de tener sentido, y por tanto el sufrimiento de todos los personajes se vuelve arbitrario.

Respecto a la consistencia de los personajes, es bastante claro como algunos de estos perdieron toda o casi toda su relevancia y potencia en la historia, como el constante duelo entre Petyr Baelish y Varys (muchos decíamos que eran entre ellos donde realmente se estaba jugando el juego) donde Petyr se vuelve cada vez mas accesorio hasta que lo matan casi por compasión a la poca atención que se le daba, y Varys es reemplazado en 15 segundos por el maestre Qyburn demostrando que realmente el puesto de La Araña era algo que cualquier hombre de edad podía hacer, volviendo al personaje inconsistente. Hay montones de ejemplos mas de este desinflamiento, que se ve mas feo aun cuando se empiezan a amalgamar personajes que no tienen ningún punto en común solo para apurar la historia en la dirección que le quieren dar.

La falta de consistencia en los personajes traiciona el elemento de relación que trazábamos con ellos al principio, los vuelve accesorios, y la falta de consecuencias vuelve los eventos arbitrarios y quita por completo lo despiadado que tenia el mundo desde un comienzo. Y sumarle a eso que los personajes anden saltando de un punto del mapa a otro como si nada, que los planes que arman sean cada vez mas inverosímiles y que haya arcos hechos sin pies ni cabeza (DORNE) nos deja con solo el esqueleto de una serie que profundamente amé, y que nos tomo a todos por sorpresa en su momento.

Yo lloré en la boda roja cuando no solo porque murieron horriblemente algunos de mis personajes favoritos, sino porque la trama hizo un quiebre rotundo y aun así se sostuvo hermosamente, sufrí sentado en la orilla del asiento durante el duelo entre Oberyn Martell y Ser Gregor Clegane, porque se definía el destino de uno de mis personajes mas queridos, ambos eventos fueron increíblemente intensos emocional y dramáticamente, porque los personajes eran consistentes y las consecuencias eran letales. Ahora en mayo del 2019, si la gran batalla de Winterfell tiene que ser anunciada por la cantidad de horas y dinero invertidas en su producción, por la cantidad de extras que trabajaron en ellas, y por la cantidad de minutos que va a durar su capítulo, bueno, la diferencia esta clara con los otros dos eventos que mencioné más arriba.

La batalla de Winterfell me hizo convencerme de lo que pensaba desde hacía mucho tiempo, murieron personajes que hace rato venían cerrando sus tramas, no hubo ninguna consecuencia fuerte, y sinceramente ¿alguien creyó que no fueran a ganar? La serie que mató a su protagonista en la primera temporada debería hacernos dudar para siempre de todo, debería mantener ese sello de principio a fin. Para mi esta batalla se vio hermosa y sonó espectacular, pero nada más que eso.

Mi corazón sufre hoy con Game of Thrones, al ver como trazan las líneas de sus temporadas solo con el fin de mas batallas cool, mas escenas bonitas y más dracarys, y si nos emocionamos porque algunos de los personajes que amamos desde hace 8 años se ven envueltos en esas situaciones, y de cierta forma todo tipo de cierre trae algún nivel de clímax, pero la adicción que el público siente hasta esta serie es tal, que no importa a donde vaya, la van a adorar igual, van a esperarla igual, van a llorarla igual. ¿Eso la hace una buena serie? Sin duda alguna desde el punto de vista de ventas, pero no bajo los estándares que la primera temporada puso en la mesa.

Bien por todo aquel que ve cada capítulo y se emociona hasta las lágrimas, si la disfrutan no puedo mas que respetarlo, pero si hago la invitación a tomar un poco de distancia con los contenidos mediáticos que nos vuelven locos, verlos en perspectiva y preguntarnos con sinceridad si siguen siendo igual de buenos, no solo en la emoción condicionada que nos traen, sino respecto a aquellos elementos que nos enamoraron desde un comienzo e hicieron de ese producto algo diferente.

Es nuestro deber como público mantenerle alta la vara al contenido que consumimos (no puede ser que TWD siga en emisión) y no aceptar que nos enamoren con calidad y originalidad para luego aprovecharse de nuestra adicción.

Este año es el fin de muchas cosas, y quizás sea para mejor.


Agradecimientos a Lucas P. Garri por su aporte.

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